Pongamos las cosas en la mesa y seamos sinceros. La imagen importa, el aspecto importa, y mucho. Sea porque socialmente el sentido de la vista es más importante, sea porque llegamos a un punto donde nuestras acciones reflejan más que lo que podríamos ser por dentro o sea porque la moda que los antropólogos del vestir han logrado pronunciar es un discurso tan fascinante que a muchos les pareció una buena idea. Y aunque de estética todos podemos hacer uso y desuso de lo que vemos siempre queda el otro lado oculto, inconsciente, hermético, interno y todo lo demás que no queremos resaltar. Creo que estoy intentando una profundidad a la que no pertenezco y eso se debe a que uno lleva tanto tiempo en un lado que empieza a olvidarse del otro y quizás sea en ese instante donde surge aquello que vemos como el lado b.
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