Si ve una rana pensando en una piedra, es porque definitivamente esto es importante.

jueves, 26 de mayo de 2011

Narciso V

Nota preliminar: Esta es la quinta y última entrega sobre este escrito; no pretendo de modo alguno cerrar el tema pues hay mucho por discutir aun, además de la numerosa cantidad de ajustes que se pueden realizar a lo presentado. En esta entrega se puede notar un cierto giro en la argumentación, volviéndola más dramática y dura, sin por ello hacerla menos esperable de lo anteriormente dicho; se enmarca nuevamente en un dejo misantrópico del escritor, mas no se quiere apaciguar la marcha, sino volverla más viva y dinámica, ya que un final puede no mostrarse sintético-conciliador, sino provocador y es esa precisamente la intención del presente término.

Finalmente, esta última parte es personalmente extática, me gusta mucho y toma muchos puntos tocados y otros que no, espero la disfruten al igual que yo al escribir este fragmento y todo el texto. ¡Que comience el/la spiel!



"Hay tanto que no entiendo, partiendo por mí y terminando en mí, así como también hay muchos que no me entienden, partiendo por mí y terminando en ti."


"Solo existen dos tipos de cosas -en el amplio sentido de la palabra-, las que están en relación conmigo pues yo soy participe, y las que no están en relación conmigo pues no participo de ellas, y en tanto esto sucede me son en relación indirecta y actúo sobre ellas por derivación de mi existencia, solo desde aquella opino, solo desde aquella conozco, padezco, y vivo."


Si la curiosidad mató al gato. Mevlyma


Finalmente; para quien vive y padece, frente a lo que existe solo le queda una alternativa luego de comprender la dinámica del juego presentado en el texto. Lo que nos queda son los gritos de existencia que nos rodean, nos abrazan y nos hunden; ¡hagámoslos brillar!, ¿pues de dónde provienen dichos gritos?, de quién si no de nosotros mismos frente al mundo. No somos entidades capaces de abarcar al mundo entero ni debemos pretenderlo, lo único capaz de abarcar y articular en totalidad es a nosotros mismos, de allí los gritos de existencia, de allí las capacidades reflexivas.

Por último sentencio una de las conclusiones a las que he llegado hablándome, hablándote, escuchándome y escuchándote:

“Si no te considerase mentiroso e imbécil sería un atentado a la Historia”

Y agrego; sí a esa Historia en su sentido más amplio y meditado, aquella que no se configura de verdades sino de supuestos que nos afirman en el paso por el mundo, un mundo adicionado que nos trae paz, ¡como si lo que necesitáramos fuese paz! ¡Debemos seguir caminando, sin amor ni odio, sino con pasión, con temor y temblor!

Y si alguien se pregunta, ¿y puede ser todo esto una gran mentira? yo le respondo que sí, puede serlo, lo es y lo fue, pero no es menos verdadero que lo has articulado; una vivencia no trata de verdades o mentiras sino de padecerlas, hacerlas existentes.

Quien miente no deja de articular, así como tampoco lo hace quien se quiere dejar absorber por el mundo, aquel que su proyecto es ser piedra. Al contrario, el mentiroso articula con mayor fuerza, pues para mentir hay que hacerlo con convicción, si no la mentira se vuelve asco por vivir, mentir con gracia es parte del padecer la existencia y el disfrute del yo.


Mevlyma


miércoles, 25 de mayo de 2011

Narciso IV

Nota preliminar: Saludos jóvenes visitantes y apreciados lectores. Es esta la cuarta entrega de este breve texto y está marcada por ser más extensa que las anteriores, pero al tiempo ser más breve, pues se tratan dos temas al mismo tiempo; por una parte se habla sobre la necesidad de diálogo en sentido de diferencias y aclarar la postura Narcisista en este aspecto, y por la otra, se da una respuesta -pudiendo tener varias- de porqué comunicarnos.

Ya en esta cuarta parte se intenta ir cerrando el texto, aunque ciertamente siempre hay escollos- unos más grandes, otros más pequeños-, los cuales no tienen respuesta, al menos no por ahora, pero que a medida que se avance en el pensar, se pueden solucionar, la pregunta en ellos aún así persiste, pues - al responder- ¿lo hacemos completamente?, bajo mi visión no lo hacemos y nunca un sólo sujeto lo hará, pero ello no le impide intentarlo. Agradezco una vez más sus lecturas y más aun sus comentarios y respuestas.




*




“Ustedes están ahí para reflejarme y yo estoy ahí para reflejarlos, quien se reconoce encuentra en dónde reconocerse”

… un narciso en florecimiento.



En suma, Dialogar o comunicarnos, existencia, articular. Es que nos basamos en ellos para las vivencias y la existencia individual (en el sentido de ser individuos y por ello, subjetividades), sin el dialogar no existimos, y al tiempo existimos porque articulamos; todas estas facetas se dan en una subjetividad que experimenta en definitiva, que vive, y es por esto que decimos: la necesidad del diálogo es para el reflejo del existente al articularse en lo otro, en lo que reconoce que existe ya que él lo vivencia. Bajo esta perspectiva no se refleja un solipsismo y condeno a todo aquel que lo torne así a reafirmar sus argumentos sin recurrir a lo otro, ni al diálogo. Esta postura es netamente narcisista en la forma en que el sujeto existente es quien ha articulado lo que se le presenta a modo de adecuarlo a su favor y mostrando con fuerza la labor que él ejerce, labor que para reconocer y articular todo lo presentado se requiere bastarse fuertemente en sí mismo, abrazar esto no es fácil ni cómodo, pues desarticula toda visión posible de interacción inmediata con lo otro que no sea articulado dentro del yo existente; no se siegan a las otras subjetividades, sino que se las pone en un plano diferente (no inferior) que está aislado por unas separaciones infranqueables que están sólidamente formadas por la otra subjetividad, o sea que aquello que no me permite acceder a la subjetividad ajena no es otra cosa que la subjetividad misma que pretendo admitir conociéndola, sólo vivo los fenómenos de la otra subjetividades, los rastros que me hacen confiar y contrastar constantemente, pero nunca completamente, que allí hay algo otro que me experimenta también. Al yo no poder articularlo más de lo que aquel me articula a mí, es que entonces me vuelvo al “yo” primero, al sujeto que se goza a sí mismo como mayor goce permitido en el juego de la “vivencia-confianza”.

¿Por qué conocer? Una pregunta no resuelta a lo largo del texto, pero que no es menos válida de hacer ahora, la base de esto se encontraría en el anhelo de existencia que tiene cada sujeto, pues alguien no puede admitirse a sí mismo como inexistente, como alguien que no articula algo que se le presenta, pues mientras reconozca a ese alguien como inexistente ya reconoce algo, algo aislado y lejano, pero con características o al menos una “la inexistencia”, con ello dice que no le confiere ni lo vive; pero de ser así no podría siquiera hablar de aquello y al hablar se dirige a alguien para así disfrutar de los efectos de esa interacción (la fuente del narcicismo se puede entrever en esta contradicción). Aquel que se declara inexistente es solo alguien que siente miedo de reconocerse en lo otro, aquel que teme gozar de sí, pues lo considera pecaminoso, busca alejarse de sí para volverse lo otro, aquel fondo que no conoce, sino que es reconocido, es como entregarse al mundo y ser absorbido por él, pero se olvida que el sujeto no pertenece al mundo; después de todo ser torpe e iluso es muchas veces más fácil y barato que atreverse a reconocerse y disfrutarse. El conocer en este sentido no es un derecho ni una posibilidad sino una obligación de quien existe y/o vive.

** Nota al margen: para mayor interés en el problema del conocer puede remitir dentro de este mismo blog al ensayo de lo Obvio (en total son 4 partes), en el cual verá surgir más interrogantes, basándose en respuestas.


TIME AFTER TIME

YOU TRY TO FIND YOURSELF

nagareru toki no naka de

tenai kizu dakishime

setsunasa no kaze ni mau

Dahlia. X-japan

Por razones de comprensión agrego la traducción:

Una y otra vez
tratas de encontrarte a ti mismo
en medio del tiempo que no para de fluir
abraza la herida que no se cierra
Y danza en la tristeza del viento



Mevlyma

*La fotografía pertenece a Nicolás Parra. Agradecimientos especiales por hacer prestancia y autorización de su trabajo.


lunes, 23 de mayo de 2011

Narciso III

Nota preliminar: Hemos llegado a la tercera entrega de este texto, en la cual se explica a mi parecer algo muy interesante de ver, se entiende un poco mejor a qué apunta este Narcisismo que he presentado. Además se abren nuevos horizontes que pudieron ser divisados con anterioridad, pero ahora se afirman con fuerza. ¡A disfrutar de la lectura!



Pero, ¿quién articula?, ciertamente la piedra misma no se articula a sí misma. El mundo no articula la piedra pues sino, ya no sería “piedra” ni “mundo” sino “la piedra” y “el Mundo”, cosa que es inadmisible en una mecánica de lo dado fuera del sujeto y lo articulado por éste. ¿Dios es acaso el articulador de la piedra para presentar como “la piedra” al sujeto?, yo no lo creo, de ser así, el sujeto no se sustentaría en sí para existir como articulador, sino que formaría parte del mundo y estaría en paralelo con la posición de la piedra, sería otra piedra dentro de las piedras; la libertad es la opresión que marca la diferencia, siguiendo con la analogía, la libertad hace que la piedra-sujeto surja de entre las otras piedras, no como entidad suprema, sino como residuo inverosímil y contradictorio para el sistema viviente y autosustentable que es el Mundo, una totalidad dada y funcional. Es por ello que si se ha de articular, aquel que lo realice debe existir, en otras palabras ha de referir todo aquello que conoce y vivencia a él mismo, el parangón de la existencia no ha de ser otro que él, Todo y Nada; pues solo en estos tres casos (que pueden llegar a considerarse uno solo) las referencias de existencia son válidas, pues sólo en un sujeto es que las cosas existen, solo en un sujeto las vivencias no son dadas, sino experimentadas. Bajo esta perspectiva el sujeto y Dios no se trastocan en tanto existentes al Mundo, el sujeto por no pertenecer a éste y Dios por no estar allí de manera interventora constante, pero ¿y aquellas instancias faltantes? Es sólo allí que el sujeto y Dios se trastocan, no directamente, sino como roces áuricos entre entidades que traspasan -y trasvasan- el universo a toda velocidad de manera inconsciente e ignota una frente a la otra, existe excepcionalmente la excepción, el sujeto excepcional, aquel que es capaz de parar su recorrido para sentir (padecer) el halito de lo divino, que lo percibe y, por tanto, le hace existente “subjetivamente”, no se trata aquí que exista un Dios para todos y cada uno de los sujetos ni menos para los sujetos excepcionales, sino que cada sujeto que es capaz de marcar la excepción, que hace existente lo divino, lo hace en su subjetividad, en la interioridad de aquel que articula.

Es así como el sujeto (hombre) o a lo que se llama Dios (si es que existe) son los únicos capaces de articular, uno en su individualidad, y el otro en su totalidad omnisciente y omnipotente.

De la pregunta por el articulador surge otra pregunta que marca un vacío en la argumentación precedente, de si existir Dios, entonces ¿por qué existir fuera del mundo? La respuesta no es clara ni fácil, primeramente se puede atribuir a las características propias de Dios, pero ello puede decirse también de otras divinidades, las cuales pueden entonces no ser Dios, pero sí vivir en el mundo. La respuesta a esto es sí, lo afirmo en tanto las otras divinidades son existentes en el mundo, de su proveniencia no hago cargo pues reconocer la existencia de tal o cual entidad, no quiere decir conocerla por completo sino tener o haber tenido experiencia de aquella, en base a la cual se le hace existente (recuérdese siempre el juego vivencia-confianza en estos casos); recordemos de cualquier modo y como regla diferenciadora que si reconocemos a Dios y a otras divinidades como existentes, entonces estamos subjetivando dos entidades diferentes y, por tanto, no será Dios una divinidad simplemente, sino que se le atribuye además un distintivo y es aquel distintivo que lo proclama como distante, diferente, apátrida en su creación, en donde resalta fuera de las otras divinidades que se presentan.


Mevlyma

sábado, 21 de mayo de 2011

Narciso II

Nota preliminar: Esta segunda parte puede hacerse breve de leer, pero recomiendo se le tome en cuenta ya que lo que sigue puede remitir con facilidad a varios puntos expuestos aquí, la conclusión final que se expone es fundamental. Llevo ya varios días escuchando solo Metallica, así que de nuevo los cito, espero disfruten de esta segunda parte.

Hey

I'm your life

I'm the one who takes you there

hey

I'm your life

I'm the one who cares

they

they betray

I'm your only true friend now

they

they'll betray

I'm forever there


Sad but true. Metallica



"Mi melancolía es la más fiel amante que he conocido. ¿Qué tiene, pues, de extraño que le corresponda con todo mi amor?"


Kierkegaard


¿Qué implica no existir?

Hay quienes dicen que es como ser una piedra, que no se actúa en el mundo, no se le interviene, pues la participación realizada no es voluntaria, ya está dada, o al menos así lo he entendido yo. La piedra ha sido puesta en el mundo, venía con él, sigue en él y se marchará junto a éste, la piedra no cambia nada en la configuración de la realidad en tanto piedra misma, sino que es el sujeto quien le da un sustento artificial a la piedra cuando la considera como “una” piedra o “la” piedra que ha actuado en su vida; entonces, la no existencia refiere a aquello que no implica la participación del sujeto, aquello que se me escapa de manera total en tanto no le tengo en cuenta ni supongo su existencia para la formación de otras ideas o vivencia de realidades como lo es por ejemplo que al imaginar una casa o al ver una casa no requiero imaginar o ver además el cableado eléctrico que compone parte de ella, sino que lo supongo, independiente de si existe tal cableado en la casa, es así como lo que no existe podría existir, pero en la postura primera (e incluso, según el caso, en la reflexión) de la casa no la percibo y ello no implica necesariamente su no existencia o existencia, pero sí condiciona su no existencia, en tanto se requiere de la vivencia, siempre se requiere de la vivencia para dejar de confiar (a pesar de que esto nunca sea definitivo, el juego “vivencia-confianza” nunca es pleno, pues una y otra no se bastan, pero se requieren). Cuando se confirma lo confiado, entonces se asegura a nivel psicológico-emocional.

Lo que no existe muchas veces se aplica por confianza en lo otro (diario, tv, enciclopedia, libros de texto, lo que dice fulano, etc.) o en funciones del yo (el auto-sustento se ha de basar en algo, inclusive en La Nada)

En conclusión; la articulación ejercida por el artículo, articula lo articulado para así poder ser artículo al cual articular.

Mevlyma