"[...] Un octavo cerco, un octavo cerco
en el que no hay nada [...]"
Epitafiopara Vladimir Vysostsky.
La Babosa Azul (cover).
“La filosofía no ha muerto, pero está gravemente herida”
Hace un tiempo atrás leí aquello, creo que es una frase
mediocre, es un punto medio, una media de las cosas, de cosas nefastas que no
se quieren aceptar, estar gravemente herida o muerta es prácticamente lo mismo
cuando se trata de filosofía, si no es una filosofía viva, entonces no sirve
más que muerta.
La filosofía está gravemente herida, sus hijos la han
apuñalado, los filósofos ya no existen más que como sombras del recuerdo, los
actuales no son más que sujetos que ejercen consciencia en un tema que se aleja
o de la vida o de la filosofía.
Esa grave herida es una fisura, fragmentaria, que se derrama
por el costado de donde nacen los aforismos y los pensadores aforísticos, que
viven como piensan, aforísticamente.
El poeta se pregunta cómo profeta de antaño, como pitonisa
que comenta sobre sus propias palabras y visiones si es que no ha sucedido ya
esto en antaño, si es que no es solo que la hendidura, el puñal se ha hundido
un poco más. El filósofo no puede responder, la sangre de su madre llena sus
bocas, son todos unos moribundos, como su madre, como su amante, como su propio
engaño.
Sus hermanos de oficio los rechazan. Pensar ya no tiene peso
alguno –y nos preguntamos si es que alguna vez lo tuvo. El instinto gregario nos
junta, no nos une.
Hasta la muerte escupirán a sus primos, a sus monstruos y a
la herida viva de sus llagas. Poetas, literatos, theó-mito-logos, escépticos,
nihilistas y pensadores, ¡todos! Son todos estos la estirpe sangrante, los que
la muerte de la filosofía anhelan, los que no soportan el formalismo totalizador,
cual déspota, les mira con desprecio. ¿Será que no pueden sino desear aquel
abatimiento? La pesadumbre les llena y miran tras de sí a los filósofos, a su
amor herido, corrupto, vomitivo y moribundo.
El asco de la existencia no es muestra de cosa alguna más
que de esa, de LA filosofía, del filosofema espurio que ya no quiere a nadie,
que ya no ama saber, donde el conocimiento se ha vuelto su bandera, el sistema
los ha corrompido a todos, ¡a todos! Ya no está ni estará jamás aquí el niño
aquel el niño pensante, la hermosura de la humanidad se hunde en la
materialidad, olvida la beldad, y, al uso el pensar no es más que distracción.
La que en antaño fue Realidad, ahora es bosquejo lejano,
oculto bajo cuentas de retail.
Mevlyma.-