Dice el dicho
Noto y raro,
dulce y severo,
puro y sucio,
fino y grosero,
una cita del
loco y del cuerdo:
soy todo eso,
que serlo quiero;
al par ¡paloma,
serpiente y cerdo!
Nietzsche.-
Mevlyma o de lo
que no he podido dejar de escribir.
He predicho esta
como la última entrada de este blog, ya no creo poder continuarlo en pie, al
menos ya no de la forma en que lo he llevado este ultimo año. No pretendo dejar
de escribir, pero sí de cerrar un ciclo. He visto mi evolución como escritor
(en el sentido más amplio de la palabra) a lo largo de las entradas, su
preparación, edición, re-edición, re-edición, re-edición… cortes, intercalados
de líneas, párrafos sin sentido e inconclusos, todos ellos me declaran un
pathos del cual me he responsabilizado exponiéndolo en la red y a la lectura de
quien llegue a ellos.
Mevlyma no
morirá, pues desconoce la muerte como un diluirse perpetuamente a la
existencia. Él nace en cada escrito que firma, y muere en cada una de sus
letras leídas, entonces se oculta de nuevo para nacer ante el carácter
venidero, no le importan vocales, consonantes, guiones o el relato de Fulano
sobre los tres pepinos que se ha comido, pues odia el lenguaje, pues ama su
expresión y su sonido, le aterra la posibilidad definitoria que cosa alguna
pueda tener sobre otra, se abraza a las palabras para intentar destruirlas y
cae rendido ante el jubilo de su derrota, entonces aguarda hasta escupir de
nuevo la tinta que le anima. Es por esto que no morirá, pues siempre lo ha
estado, porque su muerte no es más que él mismo y su locura vital; el pathos y
su sombra.
Ya sólo escupo una
última sentencia inevitable:
“El fin último
de toda existencia es la anulación; por medio de su auto-superación la adhesión
a lo Irracional y su particularización o individuación.”
Mevlyma.-